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La sensibilidad, las vías de escape y habitar la realidad



¿Te consideras una persona sensible? ¿Cuáles son tus niveles de sensibilidad en estos momentos?

Siento que la situación global con el Covid y todos los añadidos nos ha elevado a todos al tresmil por ciento las sensibilidad. Nuestro propio dolor se junta con el dolor que vemos en el otro, con el dolor del mundo… tenemos la piel muy fina. Y quizás la vida nunca nos lo ha puesto tan fácil para experimentar la empatía y la compasión.

El ser humano tiene una gran capacidad de albergar sufrimiento y seguir adelante y transformarse, pero es muy humano querer protegerse del dolor.

He observado dos grandes escenarios hacia los que nos movemos de manera inconsciente casi siempre. Habrá más seguro, pero esta es mi observación:

1- Como me duele tanto todo, me construyo una coraza protectora y me aíslo dentro de ella. Nada entra y nada sale. En algún punto sufriré menos, pero la cara b es que ese aislamiento de la realidad me pone a la defensiva, me cierra y me endurece y eso sigue generando sufrimiento.

2- Es todo tan difícil, tan cuesta arriba que necesito escapar de la realidad como sea. Entonces me echo a las distracciones. Que si la telebasura, Netflix, redes sociales, gimnasio, yoga, etc. O me doy a los vicios para dormir un poquito ese exceso de sensibilidad. Pero la mierda no desaparece sólo con colocarla debajo de la alfombra.

¿Puedes ver a qué escenario sueles irte? ¡Qué importante es observar nuestros patrones!


¿Estás “usando” el yoga para escapar de la realidad? El yoga que es tan bueno para todo…

Y si, lo es. Pero observa cuál es la motivación que hace que te subas a la esterilla. Porque podemos estar “usando” el yoga como una distracción más. Para llenar los tiempos, para no pensar, para desconectar…

Vamos a refinar esto. En parte sí que vamos a desconectar. Vamos a desconectar los cables que nos mantienen enchufados a nuestro yo dormido, inconsciente y limitado que nos absorbe totalmente la energía. Y vamos a enchufarnos a nuestro centro, a nuestro Yo despierto, ecuánime e ilimitado. Y ahí está el poder.

Esta es la clave. Habitar nuestro centro. Y desde ahí experimentar la realidad de cada momento, la que sea, la que nos toca vivir. Sin salir corriendo. La única salida es hacia dentro.

Entre tanto, siento súper positivo buscar protección en lugares nutritivos y que no hagan de distracción. ¿Te suena lo de poner límites saludables? Pues eso.

Te comparto dos aceites esenciales de Young Living que me encantan para trabajar con este tema:

Lavanda: un gran apoyo para cuando estamos súper sensibles. En el difusor para oler o aplicado puro o diluido en el corazón.

White Angelica: es una mezcla maravillosa de Young Living que ayuda a mantener la vibración energética elevada. Estupenda cuando tienes que colocarte en lugares difíciles o cuando necesitas una amiga protectora.


Namaste

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