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El timing perfecto

"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante" Khalil Gibran.


Esta semana he utilizado esta frase para contemplar sobre ella y sobre mí, y he animado a mis alumnos a hacerlo también. Importante: por favor, deja el látigo fuera de la habitación cuando te pongas a reflexionar.


Como persona altamente reflexiva que soy, puedo darle vueltas como a un cubo de Rubik y verle infinitos colores, pero para centrar el tema a mí esta frase me recuerda que dentro de cada ser existe un potencial de florecimiento.

Si en los meses duros de invierno vamos a la naturaleza y observamos, aparentemente vemos que todo está en stand by.

Toda la naturaleza replegada hacia el núcleo, sin movimiento aparente, como sin vida.

Sin embargo la naturaleza replegada está nutriendo sus raíces, esperando el momento justo para explosionar.


Somos parte de la naturaleza y como ella, también somos cíclicos aunque cada ser tiene su propio ritmo.

Justo la pregunta que me hacía en medio de mis reflexiones es:

¿cómo me relaciono yo con estos tiempos en los que aparentemente no sucede nada?

En esas épocas de la vida en las que la cosa está en stand by.

Cuando no hay una explosión de mil colores o fuegos artificiales.


¿Cómo vivo yo estos tiempos de espera?

¿Los vivo con prisa, ansiosa de que lleguen los fuegos artificiales?

¿Me la paso forzando el florecimiento?

¿O estoy en paz, con ilusión, sorpresa, o miedo o frustración...?

¿Valoro esa espera como parte del proceso creativo?

¿Reconociendo y nutriéndome en la oscuridad del útero cósmico que alberga las infinitas posibilidades y todo el potencial creativo?


¿Y qué hago mientras espero?

¿Disfruto de lo que me apasiona y nutro la semilla con ilusión y amor, o me la paso buscando distracciones?


Veo (o me imagino) tanta sabiduría en los árboles.

Ellos no tienen prisa, viven en el timing perfecto.

Habitan la experiencia.

No fuerzan la caída de la hoja en otoño, no se ansían por florecer en primavera.

Y en la oscuridad del invierno permanecen en el calorcito jugoso de su centro, protegiendo y nutriendo su energía, cuidando su interior para explosionar en el tiempo correcto.



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